domingo, 6 de diciembre de 2009

Bajo Esa Sonrisa [Capítulo 3]


3.    ¿Has sentido que no debiste haber dicho algo, 5 segundos después de que lo dices?

La decisión estaba tomada, lo planee en mi mente mil veces, e imagine la escena y sus posibles desenlaces otras tantas, pero de la imaginación a los hechos hay un buen trecho, y a pesar de haber imaginado todos los posibles escenarios, tenía miedo.

No estaba segura de cómo iba a reaccionar él, no estaba segura de lo que debería decirle… no estaba segura de cómo reaccionaría yo ante una negativa… y tenía miedo de obtener una negativa, que significaría que tengo una imaginación enorme, que me hizo creer algo que nunca fue.
 
Pero no voy a adelantarme… debo decir que soy cobarde por naturaleza, y que no era la primera vez que le declaraba mi amor a alguien, las otras veces no salieron como lo planee, así que tenía miedo de que esta vez fuera igual.
 
“Quería decirte algo… pero me da miedo”
 
“No tienes nada que temer, pues soy tu amigo”
 
“Es algo de eso lo que me da miedo”   
 
Supongo que después de esos mensajes debí haber intuido lo que seguía, pero soy necia y no pongo atención a las cosas… han pasado dos semanas, y el tiempo se me está acabando… si voy a decirle lo que siento, tendré que hacerlo pronto, no quiero seguir perdiendo el tiempo.
 
16 de agosto, es ahora o nunca
 
-Me gustas…- [no debí decir eso, no debí decir eso] 
-¿Hablas en serio?- [aún tienes tiempo de huir]
-No soy de las que bromean con esas cosas- [y no huiste] 
-Es tarde… ¿Hablamos mañana?
 
Han pasado 3 días, no estoy segura de lo que Ángel entienda por “mañana”, pero creo que eso no pasará nunca, Flor me recomendó ir a buscarlo para preguntarle, pero no lo he encontrado en su casa… parece que no quiere hablar conmigo… parece que me equivoque.
 
20 de agosto
 
“Ven a mi casa”… tengo miedo, ahora soy yo la que no quiere ni verlo, ¿qué tal si me rechaza?, ¿Y si tiene novia y nadie me lo había dicho? No quiero ir, tengo miedo, aunque no logro entender porque mis pies se siguen moviendo… porqué mi respiración se acelera cuando llego a la puerta de su casa…
 
“Kurumi cálmate” me repito una y otra vez, pero por más que lo intento no logro calmarme… Ángel me ve y me lanza una de esas sonrisas que tanto me gustan…
 
-Pasa, te estaba esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dudas, sugerencias, comentarios y opiniones... en la siguiente ventanilla: