jueves, 22 de octubre de 2020

PAPÁ


“Esta recopilación participa en el Drabblectober 2020 del blog “De aquí y de allá” by: TanitBenNajash.


3. PAPÁ

Había sido una noche muy larga en el Inframundo, un ataque terrorista en algún ciudad del mundo había dejado miles de muertos en un instante, las puertas de entrada a los campos Asfódelos no se daban abasto, cientos, miles de almas humanas que no hicieron ni tanto mal, ni tanto bien como para merecer un juicio, simplemente vivieron hasta el fatídico instante en que su vida se terminó. 

Probablemente ellos no vieran lo mismo que estaba viendo Nico, aún después de muertos los humanos eran ciegos a lo que pasaba a su alrededor, pero eso no cambiaba el hecho de que algunas almas fueran conscientes del mal que habían hecho y trataran de evitar el juicio que podría llevarlos a los campos de castigo (o al infierno, como ellos quisieran verlo). 

Por eso su padre lo había puesto ahí, los demonios de seguridad podían detectar el mal en las almas, pero a veces era fácil engañarlos, Hades sabía que el terrorista que había causado todas esas muertes también se encontraba ahí, y no iba a permitir que se fuera sin castigo. 

Tenía la espada de hierro estigio preparada, sus dedos se tensaron en cuanto lo detectó, pero no estaba solo, con él venía una niña pequeña que lo estaba tomando de la mano. Nico les dirigió una mirada a los demonios y ellos se dispersaron, deseosos por atrapar a su víctima. Se dirigió directamente hacía él, todas las demás almas se apartaron a su paso, en un instante las dos almas estaban rodeadas, con una sola mirada paralizó al terrorista, los fantasmas no podían oponerse a él. 

– ¿Papá? ¿Qué pasa? – Oyó que preguntaba el alma de la niña que lo sostenía. Nico se encolerizó al comprender la situación: no sólo había acabado con la vida de miles de personas, también con la de su propia hija; tuvo que controlarse para no vaporizar a todas las almas que lo rodeaban, sabía que no controlar su ira era mucho más peligroso en el Inframundo. 

Ordenó a los demonios que tomaran al sujeto y lo llevaran a la fila del juicio, la niña se resistió a dejarlo mientras lo llamaba “¡papá! ¡papá, no me dejes!” resonaba en los oídos de Nico, mientras la tomaba en brazos y avanzaba en la fila para llevarla a beber agua del Lete. Sus ojos se pusieron blancos y su cara se difuminó al entrar en contacto con el agua. No podía hacer más por ella, más que hacerle olvidar que su padre había sido el causante de su muerte y de todos los que esa noche llegaban al Inframundo por montones.

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